Las empresas se están enfrentando a una creciente presión sobre la base de aplicaciones heredadas para adaptarse al nuevo contexto (definido por creciente uso de aplicaciones, expectativas de innovación y agilidad) e incorporar nuevas funcionalidades. En definitiva, están obligadas a modernizar sus aplicaciones.
Los principales retos a los que se enfrentan las empresas:
• Agilidad insuficiente en la entrega de aplicaciones y actualizaciones
• Dificultad para absorber la gran variabilidad de la demanda
• Recursos limitados
• Presión para innovar de forma continua e imperativo de eficiencia
• Desintermediación de la compra que obliga a abrirse a ecosistemas de partners
• Aplicaciones no preparadas para el futuro
Las compañías deben centrar sus esfuerzos en:
• La entrega y evolución ágil de las aplicaciones, que deben ser concebidas para cambiar, no
para durar
• Capacidad de llevar a cabo un escalado flexible, adaptable a fluctuaciones
• Implementar el autoservicio que libere recursos y empodere a empleados
Low-code resuelve estas necesidades:
El uso de low-code evita al área de desarrollo la necesidad de provisionar costosos mantenimientos futuros y facilita enfocarse en iniciativas que aportan valor al negocio. Asimismo permite una innovación continua e integrada al permitir conectar los desarrollos innovadores con procesos operacionales de la compañía e integrarlos con el resto de sistemas.
Low-code propone un enfoque de plataforma tecnológica que permite conectar diferentes organizaciones entre sí, incluso empresas temporales que requieren de tecnología propietaria y con un ciclo de vida corto. Todo esto es posible sin tener que invertir en costosas soluciones prediseñadas.
El resultado, unas aplicaciones preparadas para el futuro.